martes, enero 15, 2008

Valparaíso

LAS DUDAS DEL
PROYECTO NIEMEYER





Se equivocan quienes plantean la discusión sobre el edificio de Óscar Niemeyer en el cerro Cárcel de Valparaíso como una disputa entre la mentalidad provinciana del puerto y una supuesta ciudadanía global.
Sin entrar al debate acerca de los méritos arquitectónicos del proyecto del centenario arquitecto brasileño, creo que existen dudas razonables acerca de la rentabilidad social y económica de llevar a cabo este proyecto, que tendría un costo cercano a los diez millones de dólares.
Pensemos solamente en la ubicación. Para nadie es un misterio que el Cerro Cárcel tiene serios problemas de conectividad, lo cual adquiere una especial relevancia por la escala del proyecto, que abarca 4.300 metros cuadrados construidos (el Museo Baburizza, actualmente cerrado tiene 2.100) y pretende atraer miles de visitas con motivo del Fórum Universal de las Culturas 2010.
Sabido es que complejos de esta magnitud necesitan ser abastecidos por sistemas de transporte masivo -algo difícil de resolver por las características del sitio- o bien estar ubicados en lugares de alto flujo peatonal. Ninguna de estas dos condiciones se cumplen en este caso.
También habría que preguntarse ¿Cuál es el costo de oportunidad del proyecto? ¿Cómo se enmarca esta iniciativa dentro del plan estratégico de la ciudad? Me parece que son reflexiones que no se han hecho.
En ese sentido, un consejo: ¡Cuidado con el llamado "efecto Guggenheim"! Construir un ícono arquitectónico no es garantía de éxito. El museo de Bilbao sí lo fue porque se enmarcó dentro de un plan estratégico de largo plazo consensuado por todos los actores de la ciudad vasca.
Pero existen también muchos ejemplos de fracasos, como el proyecto Autoworld en Flint, Estados Unidos, un parque temático de automóviles que pretendió revitalizar esa ciudad tras el cierre de una planta de General Motors.
O el Fórum de Barcelona, sede de la versión 2004 del evento que se pretende realizar en Valparaíso, que es hoy un elefante blanco de 6.000 metros cuadrados de superficie, que se debió llenar con una exposición permanente que atrae a escaso público.
Y sin ir más lejos, es cosa de ver las dificultades que ha tenido el Centro Cultural Palacio La Moneda (7.100 metros cuadrados construidos) para gestionar su cartelera cultural. O la mismísima sede del Ministerio de la Cultura en Valparaíso.
Es mejor no vender falsas ilusiones.

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