Coquimbo en primera persona
Patrimonio escondido:
Tres joyas victorianas
de Coquimbo y Guayacán
La Casa Ansted, el Cementerio Inglés y el órgano de la iglesia de Guayacán. Amor al detalle.
Por Felipe Álamos Undurraga.
(Agosto de 2006)
Lo siento Valparaíso, pero Coquimbo me mata.
El vecino de La Serena es más pequeño, más amable, más fácil de entender. Sin por eso ser aburrido. Porque tiene sus misterios: esos que nacen del poco interés que produce y de lo poco que lo han estudiado.
Quizás no tenga tantas casas ni tantos rincones. Pero tiene algo indefinible que todavía no ha sido sepultado bajo falsas declaraciones de amor. No ha tenido su Neruda ni su Edwards Bello. Pero es una ciudad adorable, con un barrio inglés lleno de vida. Aunque no quede ningún gringo.
La Casa del Cónsul
Visité Coquimbo hace pocos días, impulsado por uno de sus misterios: mi bisabuelo el cónsul inglés George L. Ansted; e hice un tour arbitrario, absolutamente personal. Y en ese camino conocí un trío de lugares imperdibles.
La recomendación viene muy de cerca, pero difícilmente he encontrado en Chile una casa victoriana tan curiosa como aquella donde vivió mi antepasado y que hoy es el Hostal Nómade.
La Casa Ansted (después Castex), es un sitio lleno de detalles, donde en la arquitectura se juntan la artesanía en madera de los maestros británicos y una notable colección de chimeneas y rejas, de la mejor factura industrial inglesa del siglo XIX.
Hoy el lugar está siendo pacientemente restaurado por tres jóvenes empresarios, que alucinan con la casa.
Cementerio Inglés
Otro mundo poco conocido es el Cementerio Inglés de Coquimbo. Tanto o más interesante que el ubicado en el cerro Panteón de Valparaíso.
El entorno no es tan espectacular como su símil de Pancho, pero sus tumbas son preciosas y tiene la ventaja de que no genera mayores expectativas previas en el turista.
Creado hacia 1860 y very british, está lleno de historia, de drama. Sus lápidas hablan aunque uno no conozca a los personajes, sobre los cuales ha caído un olvido imperdonable.
Ahí están los Goudie, Abbott, Mac Aullife, Spencer, Raby, Inch, entre otros. Apellidos que algunas vez se los escuché a mi abuela Susana o a mi tía Jovi y que de pronto toman presencia en la madera, el mármol o el metal.
Órgano de Guayacán
Gracias a los oficios del seminarista Rodrigo Taborga, tuve el privilegio de conocer por dentro la siempre cerrada Iglesia de Guayacán, un pueblito hoy absorbido por Coquimbo que hoy lucha por mantener su identidad.
Llegué a esta iglesia en busca de respuestas que tenían sin duda más que ver con la curiosidad que con la fe. Estaba intrigado por el origen de la fachada de zinc de la iglesia de la Hacienda El Sobrante, en Petorca, y como mi abuelo no me pudo responder a mis inquietudes, salí a buscar la respuesta. Este verano estuve en Traiguén, Lumaco, Mulchén y alrededores (VIII y IX regiones). Luego, mi vista apuntó hacia Coquimbo. Todavía no resuelvo el misterio.
Claro que la humilde capilla del fundo familiar, palidece ante esta increíble muestra de la mejor ingeniería de XIX.
Esta auténtico mecano está hecho de planchas de zinc estampadas en Bélgica, apernadas con precisión industrial. Fachada e interiores son iguales, lo cual confiere a la obra una fría armonía, que sólo pudo ser destruida por una serie de adefesios instalados por el padre Juan Van Hacke.
Conversando con Rodrigo, cae el primer mito de mi visita. La iglesia no es de Eiffel, sino que fue concebida en Bélgica y llegó por mar en el vapor alemán Biancas en octubre de 1889, que traía desde Amberes cerca de 400 bultos con planchas metálicas. A fines del mismo año, se instaló la iglesia.
Claro que hay otros mitos que sí subsisten. Por ejemplo, que la torre original cayó desde el barco y que la que hoy existe fue fabricada en Guayacán. Como también lo fueron las campanas, fundidas en las maestranzas de Maximiano Errázuriz, el magnate dueño de la capilla y de todo Guayacán.
Como soy amante de los detalles lo que más me llamó la atención fue el órgano de la iglesia, una joya escondida que muy poca gente sabe es el órgano construido hacia 1870 por la firma inglesa Van Gruisen, de Liverpool. Pura precisión británica.
P.D: Estoy intentando formar una red de descendientes de británicos de Coquimbo. Para quienes se interesen en el tema, por favor escribir a falamos.u@gmail.com
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