miércoles, enero 10, 2007

Patrimonio y desarrollo









Urbanismo:
Rascacielos amenazan
patrimonio europeo
Hasta hace poco, las ciudades del Viejo Continente servían de ejemplo en materia de preservación patrimonial. Pero eso está cambiando.

Felipe Álamos Undurraga

Mal de muchos... Varias polémicas se viven en estos días en París, Londres y Barcelona.
Estas ciudades, que eran consideradas símbolos del respeto a la tradición urbana, al parecer han cedido a las presiones inmobiliarias para liberalizar el mercado del suelo.
Ejemplo de esta polémica es el rascacielos El Faro de París, que recientemente fue develado a la luz pública y será el edificio más alto de esa ciudad.
Ubicado en la "mini-Manhatttan" de Paris-La Défense, uno de los centros financieros más importantes de Europa, su construcción divide a los parisinos. Y eso que se trata de una torre vanguardista, diseñada por Tom Mayne, un reputado arquitecto.
Sus detractores afirman que el edificio opacará en presencia y altura a la Torre Eiffel como principal referente de la Ciudad Luz, lo cual cambiará para siempre las escales imperante en esa ciudad, ya bastante amenazadas por el complejo financiero creado por Mitterrand en 1989.
Un problema parecido se vive en Barcelona. Allí la famosa torre Agbar se construyó en el punto donde se cruzan tres de los ejes principales de Barcelona: la avenida Diagonal, la Meridiana y la Gran Vía. En esta ciudad de arquitectura muy regular, el arquitecto francés buscó que su obra emergiera del suelo de una forma especial para que "desbordara el marco" de la capital catalana, según declaraciones del propio arquitecto.
Barcelona en peligro
La polémica que ha provocado esta construcción es grande, principalmente por el hecho de que compite en presencia con la Sagrada Familia, de Gaudí. De hecho, un estudio llevado a cabo por estudiantes de UIC, que entrevistó a 3.386 encuestas personas que paseaban por las calles del municipio de Barcelona en abril de 2006, señala que la obra arquitectónica menos valorada de la ciudad (35%) es la Torre Agbar.



Londres, a la deriva
Londres tampoco se salva. Según la prensa británica, la Torre de Londres podría perder su estatus de "Patrimonio de la Humanidad", concedido por la Unesco, debido al desarrollo urbanístico que la rodea.
Las nuevas construcciones, entre las que hay dos rascacielos de más de 300 metros de altura, ponen en peligro la vista panorámica de la ciudad que se realiza desde el interior del emblemático monumento londinense y también la visión del edificio desde el exterior.
Según los medios, un grupo de inspectores de la agencia de la ONU visitó el edificio de 900 años de antigüedad para evaluar si puede seguir conservando la distinción. El examen se produce en respuesta a la preocupación de los expertos y del Gobierno británico por los planes urbanísticos existentes en torno al popular monumento.
El Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco ya se había pronunciado sobre el tema y había señalado que el desarrollo urbanístico en torno a la Torre no respeta su categoría de "patrimonio". Para el organismo, "no parece que Londres esté aplicando efectivamente" las políticas correctas para proteger la torre en el futuro.
El Comité, que también se mostró preocupado por los planes de construcción en los alrededores de la Abadía de Westminster y el Parlamento británico, tendrá que decidir en febrero si pone al edificio británico en la lista de bienes "en peligro".



Y también Moscú



Otra ciudad que cayó en esta vorágine inmobiliaria es Moscú. Haciendo caso omiso de múltiples protestas y de las normas urbanísticas vigentes en San Petersburgo, la gobernadora de aquella ciudad, Valentina Matvienko, y el presidente de Gazprom, Alexéi Miller, anunciaron que en esa ciudad se edificará un complejo arquitectónico dominado por un rascacielos de 320 metros junto al río Neva, que albergará diversas dependencias del monopolio estatal del gas.



El proyecto Gazprom City, con el que San Petersburgo aspira a convertirse en la "capital de la energía" de Rusia, según dijo ayer Miller, correrá a cargo de RMJM London Limited.



La construcción de Gazprom City, si es que se lleva a cabo, supondrá una ruptura radical con la armonía de formas, alturas y proporciones que ha caracterizado la ciudad fundada por Pedro I en 1703.



Las normas urbanísticas vigentes para construir edificios de pisos en el centro histórico de San Petersburgo prevén una altura máxima de 42 metros, que pueden llegar a los 48 metros con autorización especial. Una nueva normativa, que está siendo debatida por el Consistorio, mantiene las proporciones históricas y no contempla edificios de la envergadura prevista por el concurso.



El proyecto defendido por Matvienko y Miller es una "bofetada a todos los ciudadanos", según el historiador petersburgués Daniel Kotsiubinsky.



El régimen de Putin construye su pirámide de Keops, pero a diferencia de aquél, lo hace en un lugar poblado por seres vivos, y no en el Valle de los Muertos", señalaba Kotsiubinsky.



Por su parte, Borís Nikolashchenko, uno de los autores del plan general de San Petersburgo, comparó Gazprom City con el "templo de la nueva religión" y recordó que antes de la revolución bolchevique sólo las iglesias podían superar la altura del palacio de Invierno.



Qué crimen.